Este 22 de febrero se cumplen 85 años de la muerte del gran poeta español Antonio Machado.
He leído muchos libros de poesía, pero pocos he releído y subrayado tanto como la rústica edición de su poesía completa publicada en Cuba en la década de los años setenta del pasado siglo.
La poesía de Machado me llegó gracias a Joan Manuel Serrat. Entonces no sabía que “Cantares”, “Españolito” y “La saeta” eran canciones con letras del sevillano.
La disquera no quería producir ese disco porque consideraba que iba a ser un fracaso. Sin embargo, fue todo lo contrario. Gracias a él la obra del poeta, dramaturgo, periodista y escritor alcanzó gran difusión en América Latina y en la propia España, donde había sido relegada por el franquismo.
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
Antonio Machado nació el 26 de julio de 1875, una época en la que ya España se adentraba en su decadencia imperial.
Su familia era acomodada y tenía gran prestigio social. El padre del poeta fue el abogado Antonio Machado Álvarez, abogado, periodista e investigador del folclore andaluz, área en la que alcanzó prestigio internacional usando el seudónimo Demófilo.
En una vivienda cercana vivía su abuelo paterno, Antonio Machado Núñez, médico, naturalista y catedrático, quien llegó a ser rector de la Universidad de Sevilla y era un reconocido defensor de la Institución de Libre Enseñanza (ILE).
Los estudiosos de la vida y obra de Machado aseguran que esta primera etapa de su vida estuvo marcada por la influencia de su padre, por el espíritu renovador de la ILE, las lecturas filosóficas que el poeta hizo de las obras de Bergson y de Unamuno y por la obra poética de Rubén Darío, a quien Machado conoció durante uno de sus viajes a París.
Soledades
El poemario “Soledades”, primer libro de poesía de Machado, fue publicado en 1903. Según consta en Wikipedia, a este sucedió “Soledades. Galerías. Otros poemas”, publicado en 1907 y que algunos estudiosos aseguran es una reescritura del primero. El poeta recrea ese tiempo de formación inicial que vivió junto a su familia y nos expone sus consideraciones sobre su infancia, el recuerdo, los sueños, la muerte y el transcurso del tiempo.
También se afirma que este poemario refleja la influencia del poeta romántico español Gustavo Adolfo Bécquer. Partiendo de sus aportes, Machado renovó con particular frescura las características del lenguaje andaluz.
Los campos de Castilla, el amor, la muerte.
Hacia Soria fue Antonio Machado para desempeñarse como profesor de francés. Sobre su experiencia en ese lugar el poeta escribió en 1917: “Cinco años en Soria orientaron mis ojos y mi corazón hacia lo esencial castellano”. De su estancia allí surgirían los poemas de su libro “Campos de Castilla”, publicado en 1912 por la editorial Renacimiento.
En Soria, cuando el poeta tenía 34 años, conoció a quien fue el primer gran amor de su vida, la joven Leonor Izquierdo, de solo 15 años. Fue un amor recíproco, pero el poeta tuvo que esperar a que Leonor alcanzara la mayoría de edad para poder casarse.
Sin embargo, la relación terminó cuando al cabo de tres años de casados y luego de un viaje a París, Leonor contrajo la tuberculosis y falleció, un hecho que marcó profundamente a Machado. Ella, que tanto lo había estimulado para que trabajara en su poemario “Campos de Castilla”, falleció sin poder constatar el ascenso del prestigio poético de su esposo gracias a esa obra, en la cual se aprecia un profundo sentimiento patriótico y gran preocupación por el destino de España.
Publicado en 1912 el poemario quizás fue una premonición de la tragedia que sacudiría al país durante la guerra civil, donde los crímenes cometidos por las fuerzas en pugna lo sumirían en una división cuyas consecuencias todavía se advierten en su panorama político.
En “Campos de Castilla” aparecen algunos de los poemas que serían recreados magistralmente por Joan Manuel Serrat en su disco “Dedicado a Antonio Machado”. Dentro de esa extraordinaria recreación musical resaltan “Cantares” y “La saeta”, cuya fuerza poética Serrat desentrañó para reflejar en admirables melodías la humildad presente en el primer poema y la esperanza redentora de un Cristo caminante reflejada en el segundo.
Murió el poeta lejos del hogar, lo cubre el polvo de un país vecino
Instalado en Madrid, Antonio Machado participó activamente en la vida cultural de la capital española. Una parte importante de su tiempo la dedicó al teatro junto con su hermano, el también poeta y dramaturgo Manuel Machado.
En 1927 ingresó a la Real Academia y en 1928 conoció a la poetisa Pilar de Valderrama, quien aparece en su obra como “Doña Guiomar”. Con ella el poeta sostuvo una larga relación.
Cuando comenzó la guerra civil Machado, quien estaba de parte del bando republicano, fue evacuado a Valencia y luego se trasladó a Rocafor, donde estuvo hasta 1938. Durante ese tiempo colaboró con publicaciones republicanas y participó en el Congreso de Escritores en Defensa de la Cultura.
Ante el avance de las fuerzas comandadas por Francisco Franco marchó a Barcelona, desde donde cruzó Los Pirineos hasta Collioure, Francia, lugar donde murió “ligero de equipaje” y, como se encargaría de decir Serrat en uno de los versos que añadió a “Cantares” en su trascendente canción, “lejos del hogar y cubierto por el polvo de un país vecino”. Fue el 22 de febrero de 1939.
Es increíble como el paso del tiempo cambia las perspectivas históricas. En “Campos de Castilla” Antonio Machado mostró preocupación por el destino de España y luego apoyó al bando republicano, formado por socialistas y comunistas.
Me apena que un buen hombre como él se equivocara, porque hoy se sabe que la senda de esos políticos apunta hacia la destrucción de los valores históricos de España y de nuestra cultura occidental.
Roberto de Jesús Quiñones Haces
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