Este último fin de semana la comidilla de los medios informativos independientes y de cubanos vinculados con las redes sociales fue la detención del ex ministro de Economía Alejandro Gil Fernández.
Debido al acostumbrado hermetismo de los medios oficialistas, que solo pueden investigar cuando reciben orientaciones del departamento ideológico del Comité Central del PCC, han sido esos medios alternativos de la información los encargados de ofrecerle al pueblo cubano diferentes análisis de este nuevo escándalo de la cúpula castrista. También han sido los que se han encargado de hurgar detrás de cada frase de “la nota oficial del primer secretario del PCC” y en los sucesos precedentes, para que podamos formarnos una opinión sobre lo ocurrido, aunque no falten en ellos las más atrevidas especulaciones.
Concomitantemente con lo que ocurre ante nuestros ojos y con lo que debe de estar ocurriendo tras la bambalina de silencio y manipulaciones que siempre interpone la dictadura ante sucesos como el señalado, parece que otro escándalo se avecina-al menos ya se gesta en las redes-y tendrá que ser desmentido o anunciado por el régimen de inmediato.
La primera señal sobre el suceso la conocí por el sitio “Amor por Cuba” de José Godoy, donde aparece esta nota publicada en Facebook: “ Detienen al general de cuerpo de ejército y ex ministro de las FAR Leopoldo Cintra Frías, al teniente coronel Emilio Martínez, al teniente coronel Guerrero, al hijo del general de cuerpo de ejército Joaquín Quinta Solá, al actual presidente de Gaviota, Carlos Latuff Carmenate y otros altos mandos de las FAR, el Minint, etc, no solo en varias provincias de Cuba sino también en el exterior”.
Ante esa impactante información me sentí curioso e inmediatamente fui al sitio Cubadebate- la gruta de los talibanes del castrista- pero allí no vi ninguna nota al respecto.
Luego de realizar varias búsquedas infructuosas en la Internet, recibí una comunicación de un amigo residente en Cuba, a quien interpelé sobre la veracidad del hasta ahora presunto nuevo escándalo, y me remitió un video de Juan Juan Almeida. Aunque en dicho video no se ve el rostro del conocido comentarista sobre temas cubanos e hijo de uno de los principales sostenedores de la dictadura, se escucha su presunta voz, mediante la cual no solo se confirma el rumor, sino que se ofrece una información más detallada que la aparecida en la nota publicada en Facebook por Godoy.
Según el presunto Juan Juan Almeida todo comenzó a principios de este mes cuando fueron detenidos el teniente coronel Emilio Martínez y un Mayor de apellido Guzmán, ambos del MININT, por la unidad de prevención de dicho ministerio. Ambos fueron esposados dentro de su lugar de trabajo, el edificio número 23408 de la calle 53, entre 234 y 14, La Habana. Según la información a uno de ellos se les ocupó un teléfono satelital de uso exclusivo de las FAR.
A partir de esas detenciones sucedieron otras y según Juan Juan Almeida, todos los detenidos portaban teléfonos satelitales de uso exclusivo de las FAR y que parecen tener la capacidad de eludir el rastreo de llamadas que pudiera efectuar la contrainteligencia militar.
Sea cierta o no esta noticia que ya comienza a ganar fuerza en las redes sociales, la agudización de la crisis multifuncional que se advierte en Cuba, la creciente rebeldía de los ciudadanos y el reiterado fracaso de la administración continuista presidida Miguel Díaz Canel Bermúdez, unida a la celeridad con que están ocurriendo acontecimientos impensables hace solo dos años atrás, me recuerdan lo ocurrido en el antiguo campo socialista.
Los medios oficialistas-que tanto se jactan de su objetividad y presteza para abordar el acontecer nacional- están puestos nuevamente contra las cuerdas por los medios alternativos de las redes sociales.
Dichos medios han puesto al desnudo la hipocresía de los altos dirigentes de la dictadura, quienes pretenden hacernos creer que desconocían los turbios manejos del ex ministro de economía. Hacerlo sería tan tonto como creer lo que dice su hermana acerca de la procedencia del dinero usado para sus negocios en Cuba y España. Pero sobre todo-y eso se desprende de la lectura de la nota oficial de Miguel Díaz Canel Bermúdez al informar sobre la investigación contra el ex ministro-la dictadura pretende hacernos creer que también desconoce el tren de vida de los hijos y nietos de los Castro, cuyos excesos y lujos han sido incorporados al erario público como gastos de los presupuestos anuales de la república, fuera de todo intento de control por parte de la Contraloría General de la República, quien tampoco puede investigar a GAESA.
Cierta o no esta noticia los síntomas de la descomposición son harto evidentes, tanto, que su mal olor debería destapar las alarmas en la Casa Blanca, aunque esta parece estar aletargada y ajena a los acontecimientos que tan incierto panorama proyecta.
No olvidemos que fue precisamente en las redes sociales donde por primera vez se mencionó que Gil Fernández era el verdadero dueño de una pequeña empresa en el interior del país.
Ya no estamos a finales de la década de los años ochenta cuando el juicio contra el general Arnaldo Ochoa y otros oficiales de las FAR y el MININT fue manipulado a su antojo por Fidel y Raúl Castro, quienes detrás de un espejo se comunicaban con el fiscal y el presidente del tribunal, controlándolo todo. Mientras el pueblo esperaba por la información veraz y oportuna ellos editaban los videos de esos juicios, transmitidos por la televisión nacional posteriormente.
Ahora estamos en el apogeo de las tecnologías de la información y las comunicaciones. En el 2007 Ramiro Valdés calificó a la Internet como “un potro salvaje al que había que domar”. Indudablemente, como en tantas otras cosas, el tiro se le salió por la culata al nonagenario comandante y a la cúpula de la dictadura.
Roberto Jesús Quiñones Haces