En la época de los logros artificiales del castrismo su máximo líder acostumbraba a hacer largas peroratas sobre ellos. Tal era su borrachera ideológica que no tuvo reparos en afirmar públicamente que Cuba era el país que tenía las prostitutas más cultas de la tierra.

Otra de sus afirmaciones era que Cuba era el país más seguro de la tierra. Una verdad a medias teniendo en cuenta que la seguridad ciudadana, como valor irrenunciable de toda sociedad, debe garantizarse siempre frente al Estado, y en caso de litigio con este, poder contender ante autoridades imparciales en un plano de igualdad. Esa seguridad ciudadana nunca existió en Cuba después de 1959 porque a partir de entonces el ciudadano siempre estuvo subordinado a los intereses del Estado. En tales condiciones no puede hablarse de seguridad ciudadana, o al menos de aquélla que nace de la confianza en la actuación imparcial de las instituciones.

Así que la expresión de la que tanto se ufanaba el comandante quedaba restringida únicamente a la tranquilidad que existía en las calles, incluso a altas horas de la noche, sobre todo a partir de la segunda mitad de la década de los años sesenta, cuando ya había sido aniquilada la resistencia democrática y Castro había fusilado, encarcelado u obligado al exilio a sus miembros.

Aunque los hechos violentos jamás desaparecieron de nuestra cotidianeidad, es cierto que eran excepcionales. Todavía en los primeros años de la dictadura castrista la influencia de la familia, la Iglesia y de gran parte de la sociedad-incluida la escuela-nos imponía el respeto a “las buenas maneras”- quizás burguesas, como gustaban de afirmar los revolucionarios más radicales-pero buenas maneras al fin, entre ellas el respeto a los mayores y a la propiedad ajena. Hoy es otra la realidad.

El pasado mes de enero terminó con los primeros cinco feminicidios del año. A pesar del clamor de amplios sectores de la población, la dictadura continúa sin ofrecer una respuesta política, social y jurídica a esta tragedia. Téngase en cuenta que el 2023 terminó con 88 feminicidios en Cuba, a razón de 6.91 por mes, según afirman la plataforma feminista independiente Alas Tensas y el Observatorio de Feminicidios Yo si Te Creo en Cuba.

El 7 de enero fue asesinado en Holguín Pedro Luis Frómeta, dueño de una pequeña empresa, durante un robo efectuado de madrugada en su vivienda. La vivienda tenía protección adecuada, lo cual no impidió el asesinato.

Ese mismo día se denunció la desaparición de Yorjuelguey Bolaño Fernández, cubano de 41 años residente en los EE.UU. Su cadáver fue hallado el 9 de enero en las cercanías del Instituto de Ciencia Animal de San José de las Lajas, después de que su auto fuera encontrado totalmente desvalijado. Fueron detenidos varios ciudadanos presuntamente vinculados con el crimen.

Dos días después fue hallado muerto en una cisterna, en las afueras de Santiago de Cuba, el anciano de 80 años nombrado Alcides Magdareaga Chacón. Hasta la fecha no se ha divulgado el esclarecimiento de la causa de su muerte.

El 13 de enero fue asesinado en la vía pública Walter Mulgado en un lugar conocido como El Rocío, La Habana. El móvil de su muerte fue el robo de su moto.

El bandolerismo es tal que ni las Iglesias están a salvo, así lo denunció el sacerdote católico Kenny Fernández Delgado en su cuenta de Facebook a mediados del mes pasado, donde mostró un video que registró un robo a mano armada en una vivienda y denunció que los cuatro robos perpetrados el año pasado en las Iglesias de Madruga y Catalina de Güines, provincia de Mayabeque, continúan impunes.

Otro sacerdote católico, el Padre Alberto Reyes, de la provincia de Camagüey, se refirió en declaraciones ofrecidas al sistema informativo de Radio y Televisión Martí a los niveles de violencia que hoy sufre la sociedad cubana debido al profundo deterioro de los valores civiles y morales causado por el castrismo.

El 21 de enero fue asaltado y golpeado salvajemente en las cercanías de la estación de ómnibus interprovinciales de Santa Clara el poeta Ian Rodríguez, a quien le robaron la mochila y el teléfono celular.

En ciudades como La Habana y Santiago de Cuba se conoce la actuación de bandas criminales de jóvenes, muchos de ellos consumidores de una droga conocida como “el Químico”.

En Santiago de Cuba un alto dirigente del Ministerio del Interior de la provincia se reunió con vecinos del reparto Abel Santamaría para informar la detención de varios jóvenes miembros de una banda armada, los cuales le cortaron una mano a un ciudadano. En esa reunión el dirigente reconoció que en Santiago de Cuba operaban varias bandas criminales que se dedicaban a robar, asaltar y sembrar el terror entre la ciudadanía, según publicó Cubanet el pasado 27 de enero.

El clima de inseguridad ciudadana ha alcanzado un nivel de aprehensión popular tan alto que muchos cubanos no salen de noche por temor a ser asesinados.

Unido a ese palpable sentimiento de desprotección hay otro relacionado con la impotencia que sienten los ciudadanos al constatar el lento y muchas veces ineficaz proceder de la policía para esclarecer hechos como los narrados y detener a sus autores. Y conste que los hechos que he mencionado son únicamente aquéllos que han sido publicados en algunos sitios.

Para colmo, como si no estuviéramos ante un fenómeno profundamente peligroso que parece estar haciendo metástasis por todo el país y como si no nos bastara con las canciones, youtubers e influencers indecentes que proliferan en las redes, se nos aparece un “cantante” haciendo apología a la violencia. Me refiero al conocido como “Chocolate” y a su tema “Abakuá namá”, en cuyo video promocional se constata una evidente apología a la violencia marginal que se extiende irremisiblemente por la sociedad cubana.

En Cuba colapsó la democracia y después han ido desapareciendo los “logros” económicos, sociales, políticos, deportivos y culturales. A la crisis económica, con su secuela de falta de medicamentos, transporte, agua, electricidad y una adecuada atención médica, se ha sumado desde hace más de dos décadas una profunda inseguridad ciudadana.

¿Qué será de Cuba Dios mío? ¿Hasta dónde tendrá que sufrir nuestro querido y extraordinario pueblo? ¿Será esta secuela de vulgaridad, violencia y cultura marginal el Caballo de Troya que prepara el castrismo para la inevitable sociedad democrática cubana? ¿Necesitaremos entonces un Nayib Bukele?

Roberto de Jesús Quiñones Haces

Harrisonburg, VA, 2 de febrero de 2024.

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2 comentarios en "IMPUNIDAD CUDADANA Y CULTURA MARGINAL EN CUBA"

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