“CASO TROPICANA” O EL ARTE DE ATRAPAR AL LECTOR

Entrevista realizada por Roberto de Jesús Quiñones Haces a la escritora guantanamera Rebeca Ulloa Sarmiento).

Recuerdo que un domingo de la década de los años ochenta conocí a Rebeca Ulloa (Guantánamo, 7 de febrero de 1949).

Fue en la casa de la Dra. Florentina Boti, en Guantánamo, lugar insoslayable para una historia de la cultura de esa provincia y hasta de la nación, porque en ella nació el primer gran poeta cubano del siglo XX, Regino E. Boti, cuya influencia entre la intelectualidad cubana de la primera mitad de esa centuria está fehacientemente demostrada en su abundante epistolario.

Primera presidenta del comité provincial de la UNEAC de Guantánamo en 1987, Rebeca fue una líder natural para los escritores y artistas del territorio.

En 1992, se mudó a La Habana y unió su vida a Arístides Pumariega, uno de los principales caricaturistas cubanos. Después vivió en Colombia y luego se asentó en Miami, donde vive y volví a verla más de treinta años después.

La publicación de su novela “Caso Tropicana” – Digital Media 305 en colaboración con Arte Mundo Latino, 2023, edición especial para Amazon- provocó mi curiosidad, así que la compré y la leí. Es una obra que tiene el mérito de recrear un ambiente poco tratado en la literatura cubana. Sus consideraciones sobre la situación política existente en Cuba, en la década de los años sesenta del pasado siglo y varios de sus personajes- desprovistos de los estereotipos a los que nos ha acostumbrado mucha de la literatura cubana contemporánea-me resultaron singulares. Añado que la pericia demostrada al narrar una historia subyugante me atrapó desde el primer capítulo.

De esa lectura y varios recuerdos surgió la idea de esta entrevista, publicada parcialmente por Cubanet el pasado lunes 13 de mayo de 2024.

Debido a su extensión solo remití al decano de la prensa independiente cubana las respuestas de Rebeca a mis tres primeras preguntas, relacionadas con la novela. Ahora comparto en mi blog la entrevista completa.

¿Cómo surgió la idea de escribir la novela “Caso Tropicana”?

Portada de la novela Caso TropicanaEs una larga historia que comenzó hace unos 30 años cuando comencé a vivir en La Habana. En Guantánamo, siendo escritora de la emisora CMKC, escuchaba con atención el bloque dramático de Radio Progreso y me fijaba en la forma en que esas radionovelas eran contadas, cómo usaban los efectos, los diálogos, cómo entraba la música. Luego, en mis guiones para la radio local, incluía algunos segmentos dramatizados.

Ya en La Habana comencé a escribir series infantiles, cuentos y obras dramáticas para la productora Radio Arte, que distribuía las grabaciones en todo el país. También trabajé en Radio Progreso, donde hice las versiones radiales de las novelas “Eva Luna” de Isabel Allende, y “Nosotras, que nos queremos tanto”, de Marcela Serrano. La versión de “Eva Luna” obtuvo el premio Caracol de la UNEAC en 1997.

Fue Erick Kaupp (1) quien me habló para que escribiera novelas policíacas y una de ellas fue la primera versión de “Caso Tropicana”. Tuvo 50 capítulos que se grabaron y editaron. No usé narrador. Los guiones eran puro diálogo. Para sorpresa mía, en la UNEAC y en la UPEC se hizo popular y algunos amigos iban a las grabaciones. En un capítulo se hacía un desfile en un “Ball”. Por supuesto, pensando que no me iban a censurar, la historia se desarrollaba en Nueva York. Para el desfile, Arístides me hizo el diseño de los vestidos de los Drag Queen. Escribir los guiones y asistir a las grabaciones era muy divertido La directora era Norma Abad (2) y la asesora Orieta Cordeiro (3). ¡Estaba en las grandes ligas de la radio cubana! Pero mi alegría duró poco. La novela fue censurada y nunca salió al aire. De nada me valió que la ubicara en Nueva York. Es más, la borraron. Peleamos, pedimos reuniones con la dirección nacional de Radio, la cual dictó esta sentencia: “Muy buena pero no se ubica en nuestros contenidos”.

Me empezó a rondar la idea de ubicar la historia en Cuba. Viviendo en Colombia empecé a trabajar la idea en firme. Nada de drogas, nada de Nueva York, la trama sería en Cuba, el caso policíaco tendría que ver con las llamadas revolución y contrarrevolución y el ambiente sería el de La Habana nocturna de los 50 y 60, que siempre me ha atraído. Tener a mi lado a Arístides, testigo-protagonista de esa Habana que no viví- ofrecía en bandeja de oro la oportunidad, así que puse en marcha el proyecto, muy ambicioso, por cierto. Así fue cómo surgió el proyecto literario.

2.-La Habana tuvo una vida nocturna muy intensa durante la época republicana, sobre todo en las décadas de los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo y eso está presente en tu novela. ¿Hiciste una investigación al respecto? ¿Los personajes parten de un referente real o son todos imaginarios?

Tuve que investigar mucho, pero Arístides ha sido mi fuente más preciada. Había sido músico en la década de los cincuenta y participó en la inauguración de sitios como “La zorra y el cuervo”, “La red”, el té bailable del hotel Copacabana y trabajó en muchos otros, además de conocer muy bien el cabaret Tropicana: ¡Eso no tiene precio!

Una prima de Arístides se casó con un sobrino de uno de los dueños del Tropicana y también me dio mucha información. Vi videos sobre el cabaret, revisé revistas de la época, confronté datos, todo eso me sirvió para crear la atmósfera de la novela.

Muchos de los personajes están basados en seres reales. Me había inventado el personaje de Sofía como bailarina infiltrada de la seguridad cubana y en mis pesquisas descubrí que existió alguien así en 1959.

Arístides también me contó del “Rumba Palace”, otro de los sitios importantes de la novela.

Viviendo en Colombia tenía fácil acceso a Internet e intensifiqué mi búsqueda, lo que me permitió conocer más detalles e incorporar otros personajes a la trama. En cuanto a las referencias sobre el changüí y el entorno familiar de Marcano-el personaje principal de la novela- es obvio que ello se debe a mi condición de guantanamera.

Aquí en Miami conversé con cubanos que se opusieron a la dictadura. Esa información me permitió mostrar lo que aparece en la novela como “el Movimiento” y que es mi homenaje a la organización “La rosa blanca”.

3.-Tu novela me desconcertó al principio porque no podía descubrir a quién pertenecía el punto de vista narrativo. Luego concluí que había diferentes puntos de vista. Me sigue pareciendo una novela atípica. ¿Cómo concebiste el proceso de la escritura? ¿Cómo lograste atrapar a tus posibles lectores?

A mí también me parece una novela atípica, más bien parece un guion cinematográfico. La concebí con un final oculto, sorpresivo y creo haberlo logrado.

Me gustó la idea de que cada personaje tuviera su espacio protagónico, que se contara su vida anterior y se insertara así en la trama. Me divertí mucho con el personaje de Hernán Fuentes debido a su odio contra Marcano, su ambición por poseer a Nina. Tanto este personaje como Mazagüero son desechables, se ganan el odio del lector, pero hacen amena la trama. Lo mismo pasa con un personaje “positivo”, el capitán Marlon de la seguridad cubana.

Hay un narrador omnisciente que sabe todo y se mete en todo, hasta hace comentarios que suelta sin ton ni son y dice, por ejemplo, “como dice mi amigo Helio Orovio” (4). Lo mismo describe un lugar, en tercera persona, como asume la posición de una segunda persona que le habla al personaje. Si, creo que hay una primera, segunda y tercera persona que ofician como narradores de la novela, pero no por show, sino porque así me lo pedía el acto de creación. El punto de vista es maleable, como una voz que se acomoda según lo exija la trama. No lo busqué, no fue mi intención, no era rebuscamiento de una estructura literaria. No me sale la narrativa lineal, un narrador serio. Soy muy informal, y me molesta mucho caminar sobre caminos trillados, si la novela es atípica o no el juicio lo dejo a los críticos.

4.-Tú fuiste la primera presidenta del comité provincial de la UNEAC en Guantánamo, en el ya lejano 1987, un año importante para la cultura en una provincia como esa, la más pobre y apartada del país. Sé que nunca fuiste una “dócil asalariada del pensamiento oficial”, sin embargo, pienso que haber ocupado un cargo como ése debió haber provocado varios sinsabores y sentimientos encontrados entre la Rebeca que conozco y los ucases del oficialismo. ¿Fue así? ¿Por qué aceptaste ese cargo?

El día de la elección la más sorprendida fui yo. Fui electa casi con la totalidad de los votos de quienes formábamos entonces la primera delegación de la UNEAC en la provincia, como bien dices, la más pobre y apartada del país, pero eso fue después del tsunami del 59, cuando Castro llegó con su pandilla acabando con todo.

Hasta entonces Guantánamo había sido un municipio rico. Tenía las salinas de Caimanera, como siete u ocho ingenios azucareros, paperas, café, y la base naval americana en la bahía. Y qué contarte de la vida social y cultural. Colegios privados y públicos; mal contados había unos ocho o nueve cines y numerosas cafeterías, clubes, bares. En fin, la aristocracia pueblerina, como la llama la profesora Mercedes Cros Sandoval (5). Guantánamo gozaba de buena salud en lo artístico, cultural y social, mira si fue así que el amigo Lemus (6) ya tiene publicado los archivos guantanameros de escritores y ahora ya investiga sobre los artistas plásticos y periodistas. Y conste que son muchos.

Volviendo a tu pregunta, yo había sido la segunda secretaria de la comisión organizadora, pero no era la elegida por la oficialidad para dirigir la UNEAC porque no era militante, y nunca lo fui ni de la UJC ni del PCC. Es curioso porque en ese momento, todos los presidentes de las provincias eran militantes, menos Ariel James (7), de Santiago de Cuba y yo de Guantánamo. En la Universidad, me hicieron el proceso para la Juventud Comunista en tres ocasiones, pero no fui aprobada. Fui dirigente de la FEU de la Escuela de Letras de la entonces Facultad de Humanidades de la Universidad de Oriente, ocupé varios cargos hasta que fui presidenta. Luego fui secretaria de la Sección Sindical del centro de Educación donde trabajé en Santiago de Cuba, antes de empezar en la televisión. Bueno, esos fueron los cargos que ocupé. Todos fueron cargos que ocupé por elección democrática, nunca ocupé un cargo por designación expresa del partido.

El día antes de la elección para conformar el comité provincial de la UNEAC en Guantánamo, el partido se había reunido con los militantes del nuevo grupo que conformaban ese primer comité, era 1987, tú te integrarías más tarde porque viniste de la UNEAC de Cienfuegos, ¿verdad? (8) . Imagino que la orientación era que se propusiera uno a otro, porque así sucedió en la reunión. Cuando me propusieron, quedé en el penúltimo lugar de la boleta y en el último quedó Enrique Lomba (9) . En la votación salí ganadora para presidente y Lomba como vice. Imagínate que los militantes debieron de haberme dado también sus votos, al igual que a Lomba.

¿Por qué acepté? ¿Qué puedo decirte? En ese momento éramos un grupo con muchos deseos de hacer cosas, como las que hicimos, en efecto. Creo que aun padecía de cierto “romanticismo revolucionario” que me animaba a intentar hacer lo que pensaba y había muchas cosas que nos cansábamos de proponer y que los organismos y las instituciones que debían hacerlas no las hacían.

Yo venía de una actividad frenética en la Universidad, donde había sido la presidenta de la FEU de la Escuela de Letras y jefa de redacción de su revista Taller Literario y de la revista Mambí y luego trabajé en la televisión de Oriente.

Te confieso que estaba de regreso en la aldea, y sentía que me ahogaba. No tenía identidad con la ciudad y fue Regino Eladio Boti quien, con su montaña, su mar, el olor a salitre que se respira en sus versos y en sus acuarelas, me dio la identidad, como dice Lemus “la guantanameritud”.

Creo que esos primeros años hicimos muchos eventos importantes, locales y nacionales, exposiciones de artistas plásticos, reparamos la sede, mejor, la acomodamos. Me tomé en serio el cargo, como hago con todo porque soy así. Ese primer grupo de miembros de la UNEAC en Guantánamo era diverso, complejo, pero conseguimos trabajar juntos, ser amigos, o al menos, yo lo sentía de esa manera. No fue un tiempo fácil, pero estaba contenta porque no le tenía que rendir cuentas a nadie en la provincia, o al menos, yo no lo hacía. Claro que intentaron doblegarme, pero no lo consiguieron, las bases de la UNEAC afirmaban que era una organización autónoma y yo me agarraba de ahí. Recuerdo que el Partido quiso mandarme los empleados de limpieza y el administrador que ellos eligieron y yo me negué rotundamente y debo decirte que tanto en este punto como en otras muchas ocasiones tuve el apoyo de la UNEAC nacional. No puedo decir otra cosa. Cuando se hicieron actos de repudio a algunos artistas, creo que eran actores, me llamaron a una reunión con el partido a exigirme que nosotros como UNEAC debíamos participar. Les dije que no, que nosotros no íbamos a participar. Cuando llamé a la presidencia a La Habana, me dijeron que había hecho bien.

Sinsabores, enfrentamiento, discusiones, desencantos, y decepciones hubo, pero también disfruté muchos logros que alcanzamos, o que al menos para mí en ese momento lo eran. Como fue el Festival Boleros de Oro, los encuentros de radio y televisión, de crítica literaria, de artistas plásticos, de músicos. Apoyamos eventos que no eran de la UNEAC, pero que eran importantes para la provincia. Alrededor de la UNEAC se movía un grupo de gente preocupada por “hacer”, aunque no fueran miembros del Comité. No cuestionábamos a nadie. Ni por religión, ni por tendencia sexual Todos eran bienvenidos en nuestra sede. Muy importante creo, fue la creación del premio “Guamo”, que lo hacíamos por nominación y luego un jurado tomaba la decisión.

Cuando llegó el primer fin de año, pensé que era importante que tuviéramos en la sede un festejo con los artistas y sus parejas. Cuando le pedí al miembro del partido que nos atendía en ese momento cuatro cajas de cervezas me dijo que si me las daba cuatro familias se quedarían sin esa cuota. Yo, aun algo ingenua, hasta me sentí mal por haber hecho la petición. Entonces me fui al otro día a la fábrica con unos botellones para ver si conseguía sirope para hacer refrescos y para ver cómo inventábamos algo. Y hasta parece un chiste, porque cuando estaba esperando la autorización para entrar, salió una camioneta cargada de cervezas y como tenía que parar en el punto de control, alcancé a ver que era el mismo “compañero” que me había dado la charla el día anterior. Me acerqué y le pregunté cuántas familias se quedaban sin la cuota de cerveza. Por supuesto, me autorizó y pudimos hacer nuestra fiesta. Esto es solo un ejemplo. No sé cómo, pero conseguí que nos respetaran y recibimos mucha ayuda de Cultura y del Poder Popular.

Enfrenté muchas veces disposiciones, orientaciones, y sobre todo, tuve varios enfrentamientos con… cómo se dice, con “el compañero que nos atendía” por la seguridad del estado. Por citar algunos ejemplos que recuerdo, en un encuentro de crítica literaria nacional que convocamos en la provincia, Ángel Carpio (10) habló en su presentación sobre la obra de Guillermo Cabrera Infante, y ya sabes al otro día allá se me apareció y tuve un fuerte enfrentamiento, Lo curioso es que “el compañero” no estaba en el evento. Ah, con tu libro de poemas, “La fuga del ciervo” (11) fue una tragedia, imagino que te lo habré contado. Me dijo que el ciervo se refería a Castro. Tuve que increparlo y acusarlo que era él quien estaba diciéndolo, porque tú no lo decías y nosotros ninguno lo veíamos así. Todo lo que se decía en la UNEAC era sometido a un análisis, imagino, porque todos los días iba con algo entre manos. Un día ya para ver si me dejaba tranquila, le dije que nuestro grupo era por ideología martiana y por estética, seguíamos a Boti.

Creo que el encontronazo más fuerte que tuve en ese tiempo fue con el primer salón de artes plásticas que hicimos. La noche antes de la inauguración, cuando ya estaba montada y al otro día llegaban de La Habana invitados y de la presidencia nacional, se nos apareció el personaje del buró del partido que atendía cultura y empezó a decirnos que teníamos que bajar unos dos o tres cuadros porque según él. tenían problemas. La discusión fue fuerte, pero nos mantuvimos firmes y le dije que yo me hacía responsable de los que pasara. Como al otro día el jurado trabajó y nadie dijo nada de las obras que el susodicho había pretendido que quitáramos se quedó callado.

Otro problema grave que tuve que enfrentar fue porque, sobre todo en la sección de Literatura, al principio, creo que la única heterosexual era yo. Y eso era terrible el acoso. Yo no decía nada a los artistas, pues no quería que se sintieran mal. Y además, porque admitimos en el comité – con la aprobación de La Habana- al padre Valentín, de Baracoa, un excelente fotógrafo. En fin, que éramos entonces un comité bien atípico.

Sería una lista grande de situaciones como las que te acabo de contar, Pero debo ser honesta y decirte que me las agenciaba para recibir ayuda, digo, en lo material. Como no tenía plaza de chofer ni presupuesto para un carro, pero tenía un jeep soviético enviado por La Habana, la dirección provincial de Cultura me facilitó un chofer y resolvíamos bonos de gasolina sin tener asignación. Era muy simpático porque tenía presupuesto para la sede, pero aún no la teníamos. Y me dijeron que no podía tomar del dinero de la sede para el carro, y como me hacía falta, así lo hice y claro, todo eso eran discusiones, argumentaciones, pero siempre salíamos bien. Recuerdo que hasta la fábrica de muebles nos entregó un juego de sala, comedor y otros para la inauguración y tuve que argumentar mucho en la dirección nacional para que me dieran la plata. Anécdotas hay miles, gestiones para salir adelante también. Recuerdo lo que tuvimos que hacer para conseguir un piano de cola para la sala de conciertos, para los mosaicos, para el piso, el mármol para cubrir parte de las paredes de la sala, las tejas para el techo. Eso, para quien no conoce Cuba, no significa nada, pero nosotros sabemos cómo obtener algo que en otra parte se consigue fácil o es insignificante, en Cuba se vuelve un calvario.

Rebeca Ulloa con Arístides Pumariega en La Habana, 1995
Rebeca Ulloa con Arístides Pumariega en La Habana, 1995

5.-Muchos artistas y escritores lamentamos tu mudanza hacia La Habana a mediados de los años noventa. Luego la UNEAC en Guantánamo fue presidida por Jorge Núñez Motes (12) y a partir de ahí el intercambio franco de opiniones entre la membresía fue limitado al extremo y los fraudes en la elección para ese cargo alcanzaron ribetes escandalosos. Hoy ese individuo es catalogado en Guantánamo como un apéndice el partido comunista, del cual es miembro. ¿Es cierto que fuiste tú quien lo recomendó para ocupar ese puesto? ¿Te has mantenido al tanto de lo que este señor ha hecho contra varios escritores y artistas de la provincia?

Año 1992, exactamente. Terminaba mi mandato de cuatro años, yo no quería seguir en el cargo, ya no me sentía cómoda. Dicen que los tiempos de Dios son perfectos y parece que es cierto, porque coincidió con mi relación con Arístides.

Para mí era sumamente difícil, por no decir imposible, que luego de haber tenido el cargo, volviera a trabajar en la emisora o en la dirección de cultura. Era como si el destino estuviera marcado. La decisión no era otra que dejar la aldea. Te confieso que lo hice con mucho dolor. Ciertamente fui yo la que propuso a Jorge para la sustitución mía en el cargo. A Jorge me une una larga data de muchos proyectos, de amistad, y puedo no estar de acuerdo con él, pero el afecto no es algo que se da y se retira mecánicamente. Habíamos trabajado muy cercanos en todo el manejo del comité. No fue fácil que aceptaran mi propuesta, pero al fin quedó al frente del comité provincial. En esos momentos pensé que era la mejor elección.

No es primera vez que me comentan que las cosas no fueron igual a cuando yo estaba. Me sorprendí cuando supe que era militante del partido. Imagino que no encontró otra opción si quería continuar en el cargo. A mí, prácticamente, me acosaban para que presentara mi solicitud para el partido, ya no tenía edad para la UJC. Y mucho trabajo me costaba dar una y otra vez largas al asunto, pues ya a esa altura no estaba interesada en hacerlo y supongo que, para ellos, yo era como una oveja descarriada a la que no tenían bajo control.

No he tenido información directa ni completa de como fue el curso de la UNEAC en Guantánamo luego que me fui de Cuba. Aun en La Habana mantenía mi vínculo con la provincia. Alguna que otra referencia me ha llegado, como en tu caso, que te dieron la espalda, y otros amigos comunes; pero no he podido tener con él una conversación al respecto (13).

6.- ¿Cuándo y dónde rompiste definitivamente con la UNEAC y con la dictadura cubana?

En chiste se dice que la revolución cubana es la revolución de los callos. Ya sabes, uno salta cuando le pisan un callo. A mí me pasó así. Y no quiero justificarme. Una amiga dice que había que ser anormal para creer en la revolución y yo siempre le respondo que sí, que fui “anormal”.

En la radio y en la televisión y luego siendo presidente de la UNEAC en Guantánamo, mi preocupación era promover a los artistas, echar para adelante la cultura en la provincia. Desde mi aldea obtuve premios nacionales y eso me enorgullecía.

Siempre tuve conflictos desde la secundaria, pues nunca me callo, o casi nunca lo hago frente a lo que está incorrecto o es injusto. En la universidad, siendo dirigente de la FEU, ni quieras saber cuántos enfrentamientos tuve con la dirección de la Escuela de Letras, con la UJC, con el partido. Tanto que, a pesar de tener un expediente docente inmaculado, sin un suspenso, sin un extraordinario, mi evaluación no fue la mejor pue me catalogaron como “una persona conflictiva”.

Ser presidenta de la UNEAC y no ser militante me llenaba de valentía y de orgullo. Creía que de veras estaba contribuyendo a hacer algo grande. Pero me pisaron un callo muy doloroso, se metieron con mi hijo mayor. Conoces bien lo que pasó y te agradezco infinitamente tu valentía al tomar el caso como abogado y asumir su defensa, demostrando la falsedad de la acusación (14). Lo digo públicamente. Luego supe, que no era él la causa sino yo y que había intenciones de vincularme, con los movimientos pro Derechos Humanos, lo que en ese momento era algo horroroso, un gran delito. En esa época me acusaron de estudiar Geopolítica, y de que tenía una biblia en el falso techo de mi casa. La verdad es que tenía una biblia, pero en la mesa de noche. Y sobre lo de estudiar Geopolítica, me quedé loca, era primera vez que escuchaba la palabra y hasta me sonaba a grosería. Casi un chiste. Cuando era presidenta de Literatura de la Brigada Hermanos Saiz hacíamos el programa radial Arte Tres y la UJC nos acusó de que estábamos haciendo un programa de élite, imagínate, nos criticaban porque poníamos música de Gonzalo Roig y no a los Pasteles Verdes.

Fue un tiempo difícil para mí, para mi familia y hasta para mis más cercanos amigos, que me apoyaron incondicionalmente. Conocí entonces otra parte del país que hasta entonces me era desconocida. Y ese conocimiento trajo la decepción, el abrir de ojos y abandonar la burbuja en la que había vivido hasta ese momento.

En 1998 salí junto con Arístides por un contrato cultural, aprobado por la UNEAC, que ciertamente, tengo que decirlo, en esa época ayudaba a muchos artistas en su salida con su familia y sus hijos, sabiendo que salíamos definitivamente. Es difícil cuando uno habla con extranjeros y les explica que para salir teníamos que ser autorizados y que en ese momento perdíamos nuestras casas en Cuba.

Publicamos en Bogotá, con Oveja Negra, “Fidel Castro, el ultimo dinosaurio”, en realidad era un libro de caricaturas con los nombretes que, a lo largo de los años, el pueblo le ha puesto al dictador y unos textos míos; pero ya sabes, ni siquiera fuera de Cuba se permite el humor y la embajada de Cuba en Colombia nos hizo la guerra. Nos quedáramos sin pasaporte. Así que pedimos protección a la ACNUR (15). Mi madre murió y no pude viajar a la Isla para ir a su entierro, como le ha sucedido a muchos otros cubanos.

Después publicamos “El viejo y el mal” con texto mío y caricaturas de Arístides, hicimos declaración en apoyo a los 75 (16), en fin, cuando se está fuera las cosas se ven más radicalmente. Por supuesto que ya era declarada nuestra posición y el rompimiento se dio, digamos, por causas lógicas.

Alguien me dijo que a mí no me pegaba tomar una posición frontal contra la dictadura, le contesté que me pegaba y mucho, porque quería ayudar a que los que aún no lo habían hecho, abrieran los ojos y no tuvieran que esperar a que les pisaran el callo.

En Miami, colaborábamos con un periódico de ex presos cubanos, ahí entrevisté a muchas personas y sus historias hacen que uno se pregunte si yo vivía en ese mismo país.

Creo que muchos hemos transitado de la decepción a llamarse “libre pensador”, hasta que te das cuenta que no se puede jugar en medias tintas. Hay que elegir, o estás a favor o en contra. La tibieza, el hacerte de la vista gorda, entrar en coqueteos con la dictadura, callar, decididamente, te hace cómplice.

7.-Eres la compañera de Arístides, uno de los caricaturistas más importantes de Cuba. ¿Qué ha significado para ti esa relación?

Bueno, aunque te he respondido parte de la pregunta te confieso que para mí unirme a Arístides fue acercarme a otro mundo desconocido, especialmente al pasado de Cuba, y de una Habana que solo están en la memoria de quienes las vivieron. Gracias a Arístides conocí las historias de músicos, políticos, de los artistas en general. El conoció la farándula habanera, vivió en ella, sabe mucho de la vida cultural, política y social capitalina, porque es parte de esa vida que vivió desde muy joven, en la década de los cincuenta, como músico.

Él es un creador en toda la extensión de la palabra. Le pasan mil ideas por la cabeza en un segundo; es un gran observador de la realidad, la cual conoce perfectamente y metaboliza de una forma increíble. Y eso lo convierte en una fuente inagotable de conocimiento que te transmite y también me da una fortaleza que contagia. Creo que hemos hecho un buen dúo. Muchos proyectos realizados a lo largo de más de treinta años, me lo confirman.

Rebeca Ulloa con Arístides en Miami
Rebeca Ulloa con Arístides en Miami

Desde que nos conocimos hemos conversado mucho. Es fascinante tener a una persona a tu lado que no solo te acompaña en momentos buenos y malos, que es tu apoyo sentimental, sino que es una bibliografía activa, con una memoria que desafía los años. Arístides es un cronista de la realidad de antes, del presente y hasta del futuro. Su mirada hacia lo artístico y social es de una amplitud inconmensurable. La vida a su lado es un constante aprender, debatir y rebatir, ya sabes cómo son esas relaciones que convierten a uno como en el alter ego del otro.

Nuestra vida juntos ha sido productiva en cuanto a hacer cosas, siempre tenemos un proyecto. Hemos publicado varios libros. En unos se aprecia más, digamos, la parte gráfica y yo lo acompaño con textos, en edición, en curaduría de la obra; Otras veces, lo fuerte es el texto y el me acompaña con ilustraciones, Pero te confieso que en ambos casos los dos metemos las narices en los dos campos. Cada uno de nuestros libros, o cualquier evento en el que participamos, es el resultado de un intenso y profundo intercambio de empeño y de esfuerzo.

Yo soy, según Arístides, como su “diablo” y por supuesto, sucede a la inversa. Yo leo cada cosa que escribo y el me muestra lo que dibuja, A veces nos tiramos duro. El suele aceptar un comentario crítico más que yo. Una vez y no ha sido la única, tarde en la noche me enseñó un boceto sobre lienzo, yo hice una mueca y le dije que por la mañana lo veía. Cuando me levanté y fui ver el lienzo, ya lo había borrado.

No te voy a decir que todo ha sido color de rosa. A veces discutimos fuerte, nos criticamos profundamente, sin pelos en la lengua, como debe ser. Pero el tiempo nos ha llevado a una gran empatía y complementación profesional, creo que es lo que nos ha salvado como pareja.

8.-¿Crees que a esta altura haya justificación para los artistas e intelectuales que continúan apoyando las injusticias de la dictadura?

Nunca ha habido justificación para apoyar los crímenes de la dictadura. Admiro a quieres desde un principio cataron el norte hacia donde iba la llamada revolución, que no ha sido más que el inicio de la izquierda en el poder en nuestro continente. Hay que tomar una posición, de un lado o de otro. No se puede estar jugando con Dios y con el diablo. Y no hablo solo de Cuba, en cualquier lugar que vivas, tienes que definirte, porque tu voto puede decidir quien llegue al poder, y ya hemos visto que se llame socialismo, comunismo, totalitarismo, izquierda, globalismo, como se quiera llamar, no se anda con juegos. Cuando ellos toman el poder acaban con todo y no permiten libertad de expresión, todo lo contrario.

Hace un tiempo la información pudiera no llegar a la Isla, se podía desfigurar y hasta ocultar. Ahora todo sale expuesto por las redes apenas suceden los hechos. Y en Cuba no se puede decir que no se sabe lo que ocurre dentro y fuera. No es posible que los artistas, intelectuales y todo aquel que esté del lado de la justicia pueda apoyar al castro comunismo, que ni siquiera hace el intento por disimular su posición radical ante todo lo que no comulgue con ellos.

9.-¿Cómo valoras la situación de los escritores cubanos en el exilio, teniendo en cuenta que muchos de ellos no pueden ser leídos por los compatriotas de la isla? ¿Cómo has sentido la lejanía de la patria en tu obra y en tu vida?

Sabes algo, sobre este tema he pensado mucho. Y en mi preocupación me voy mucho más allá del caso de los escritores. En la diáspora hay un gran número de escritores, o al menos, muchos que escribimos y publicamos, en virtud de la democracia editorial, tanto tecnológica como por la libre expresión, que no tienes que pedir autorización a alguien para publicar.

A veces en broma he dicho que no nos leemos los unos a los otros, porque estamos ocupados en escribir el libro propio. Así hay pintores, historiadores, filósofos, periodistas y también influencers. Cada vez se hace más débil la división entre exilio y el insilio. Varias editoriales del exilio le vienen publicando a escritores dentro de la Isla, me refiero a los que no son de la oficialidad y las redes sociales contribuyen mucho para que nos acerquemos y nos da la posibilidad de conocernos.

Difícil es hacer un estudio tradicional de la literatura o de las artes cubanas tomando en cuenta las generaciones. El tiempo “castro-comunista” ha variado totalmente este concepto. Literatura escrita en los 60-70-80-90 y guardada celosamente por sus autores, en el caso de que no se perdieran, se publica hoy en el exilio. No se puede hablar de una literatura cubana, si hablamos solo de la publicada en Cuba de esos años. En primer lugar, por la razón anterior; y en un segundo lugar porque solo se cuenta con los libros publicados en Cuba bajo una decisión ideológica y no literaria. Y en otros casos, obras salvables han sido recogidas, olvidadas, y hasta desaparecidas de las bibliotecas. Igualmente sucede con músicos y artistas en general que, por haber abandonado el país, prácticamente se eliminaron de los registros oficiales del arte y la literatura.

Y te decía que he pensado mucho en el tema, porque estoy convencida que, gracias a la diáspora cubana, regada fértilmente por diferentes países, y especialmente concentrada en la comunidad cubana de Estados Unidos y aún más en Miami, creo que se ha conservado milagrosamente la nación cubana. Y no solo en las artes, sino en la cultura de los pastelitos de guayaba, las croquetas y la ropa vieja; la yuca con mojo, el ajiaco y en el arroz congrí o moros y cristianos.

A la hora de que los teóricos y los críticos se decidan armar un panorama de las artes y la literatura cubana de los últimos sesenta y cinco años, tanto aparecerán, imagino, los de adentro, los de afuera y seguramente, serán incluidos los considerados “oficialistas”. Y por supuesto, pasaremos al otro mundo sin conocer esos registros, pero las generaciones venideras, deberán hacerlo.

Es algo raro, o quizás es muy normal, y se encargaran de eso los estudiosos del tema en el futuro, desentrañando los misteriosos lazos, visibles y ocultos, que atan al exiliado a su terruño. En mi caso personal y he escuchado decir lo mismo a otros amigos, se disfrutan más, o al menos conscientemente, los valores del arte y de la cultura cubana, mientras más se alarga el tiempo del exilio. Quizá porque se establece, ajena a nuestra voluntad, esa distancia emocional de la que hablan teóricos y críticos, necesaria para soltar las amarras de la nostalgia y la añoranza para recrear nuestros recuerdos.

10.-La reciente participación de una delegación de escritores residentes en la isla en la Feria del Libro de Tampa ha provocado reacciones diversas. ¿Cuál es tu posición al respecto?

No estuve en Tampa y por eso no he opinado sobre la feria, pero si tengo muy claro de que no podemos hacer desde el exilio es entrar en coqueteos con lo que huela a oficialidad desde Cuba.

Ahora son ellos los que dicen que la cultura no tiene que ver con la política, por favor, a otro con ese cuento. Bien sabemos que detrás de cada paso que da la dictadura cubana hay una intencionalidad política.

A estas alturas no tengo dudas de que la llamada revolución cubana ha sido utilizada por la izquierda internacional para la penetración de las ideas socialistas en América Latina y en Estados Unidos.

Desde el mismo 1959, junto con exiliados políticos y personas que huían del régimen castro-comunista, vinieron a este país muchos infiltrados. Si no que ha sido la conocida Alianza Martiana, radicada en Miami que reúne a cubanos, y de otras nacionalidades, que en su mayoría vinieron jóvenes, y hoy son profesores universitarios, periodistas ubicados en importantes medios de prensa y que han sido y siguen hoy siendo abanderados del comunismo. Han aprovechado la democracia para sembrar y cultivar sus ideas amparándose tras un manipulado lenguaje martiano.

El llamado “intercambio cultural”, no ha sido más que intentos de socavar los cimientos artísticos y culturales del exilio, muy especialmente en Miami.

Por suerte, ya somos muchos los abanderados de la batalla cultural, que tan bien define el argentino Agustín Laje (17) en su libro de igual título. Y que se está dando fuerte en el campo de la educación y las artes.

A los eventos culturales y artísticos organizados por la comunidad cubana claro que debe hacerse lo posible porque participen los artistas y promotores de la oposición. Durante algunos años, en Miami se realizaba “Vista”, un festival independiente del arte y la literatura. A veces con mucho trabajo para obtener las visas venían escritores cubanos independientes invitados. Y si no podían venir, se presentaban sus libros, como fue cuando se presentó uno tuyo (18) .

Algunos piensan que no debe tomarse una posición radical en este sentido porque entonces estamos haciendo lo mismo que ellos en la Isla. Pero no es igual. En Cuba es la misma dictadura la que ordena y manda a quien se publica, quien se presenta en un concierto, quien expone su obra plástica; ¿también vamos a permitir que vengan a Estados Unidos quienes ellos decidan?

Rebeca Ulloa con su familia
Rebeca Ulloa con su familia

Notas:

(1).- Erick Kaupp Gubdeckmeyer, (1922-2008), uno de los fundadores de la televisión cubana. Nacido en Alemania, emigró a Cuba y comenzó a trabajar en la década de los años cincuenta como camarógrafo en CMQ. Luego fue director de programas dramatizados, entre ellos en el espacio de “Aventuras” que gozó de una alta audiencia en las décadas de los años sesenta y setenta y que se transmitía a las 7:30 p.m. por el canal 6.

(2).- Norma Abad es una directora de programas de la radio cubana.

(3).- Orieta Cordeiro es una reconocida asesora de programas de la radio cubana.

(4).-Helio Orovio, poeta y musicólogo cubano, ya fallecido, autor del “Diccionario de la música cubana. Biográfico y técnico”.

(5).-Mercedes Cros Sandoval, historiadora y antropóloga guantanamera que reside en los EE.UU. Profesora de mérito del Miami Dade College y profesora adjunta de la Universidad de Miami. Es autora de varios libros sobre la cultura y la historia de Cuba.

(6).- Augusto Lemus Martínez, escritor, investigador cultural e historiador guantanamero. Reside en los Estados Unidos de América desde hace más de quince años. Ha realizado una paciente y exhaustiva investigación sobre la cultura guantanamera cuyos primeros resultados aparecen en su libro “Archivos guantanameros”.

(7).- Ariel James Figarola, poeta santiaguero ya fallecido.

(8).- Sobre mi entrada a la UNEAC, resulta que cuando me fui de Cienfuegos en el año 1985 para ir a vivir a Guantánamo ya se había hecho el proceso de conformación del comité provincial de esa organización en mi ciudad natal y yo fui seleccionado, pero no me lo comunicaron. Así que cuando unos años después comenzó el proceso en la provincia de Guantánamo presenté mi solicitud y de La Habana respondieron que era miembro de la UNEAC desde 1985. Curiosamente, en Guantánamo el señor Jorge Núñez Motes-quien sucedió a Rebeca Ulloa como presidente de la UNEAC- nunca me consideró un miembro fundador de la organización y jamás me invitó a las celebraciones donde se reunían los fundadores de la UNEAC en Guantánamo.

(9).-Enrique Lomba Milán, Licenciado en Filología, investigador y crítico literario. Vive en los Estados Unidos de América desde la década de los años noventa.

(10).- Ángel Carpio, director de la televisión guantanamera.

(11).- La historia de mi poemario “La fuga del ciervo”, publicado en 1995 por la editorial Oriente, así como de los otros que publiqué posteriormente bien que merece una crónica.

(12).-Jorge Núñez Motes, presidente de la UNEAC en Guantánamo desde 1994 hasta este año.

(13).- En lo personal comprendo esta respuesta de Rebeca pues la amistad es algo sagrado. No recuerdo mucho sobre estas cosas porque yo estaba inmerso en mi trabajo como abogado más que en la UNEAC, pero algo que siempre me ha llamado la atención es cómo Jorge Núñez Motes pudo llegar a ser miembro de la UNEAC, por la sección de los escritores sin tener nada publicado, teniendo en cuenta que a Rafael González y a Regino Rodríguez Boti , dos escritores guantanameros, se les negó esa posibilidad . Él, que en determinado momento fue un marginado en Guantánamo por su orientación sexual, luego se convirtió en la antinomia de lo que debe ser un intelectual, lo cual siempre me pareció indigno y muy lamentable porque sin dudas es una persona inteligente. En cuanto a lo de su militancia en el partido resultó uno de los sucesos más escandalosos de Guantánamo, como su permanencia en ese cargo, pues varias veces fueron falsificados los resultados de las elecciones, algunas de ellas realizadas sin la presencia del número de miembros de la organización que, según los estatutos, se requería para hacer una votación de tal naturaleza, algo que denuncié públicamente en una de esas elecciones ante Carlos Martí Brenes cuando éste fue presidente de la UNEAC a nivel nacional, en la sede del comité provincial del PCC. Ese fraude está registrado en una de mis agendas.

(14).-Me consta, por razones obvias, que fueron momentos muy difíciles para Rebeca, también para mí pues como abogado tuve que sortear varias dificultades solo por tratar de hacer bien mi trabajo. Pero en ese momento ya era un “abogado maldito” y me había habituado a los gajes del oficio.

(15).- ACNUR, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

(16).- Rebeca se refiere a la ola de detenciones contra opositores pacíficos y periodistas independientes que ordenó Fidel Castro coincidiendo con el inicio de la guerra de los Estados Unidos contra Irak y que se conoce como la “primavera negra de Cuba”, suceso ocurrido en el 2003.

(17).- Agustín Laje es un lúcido escritor, politólogo y conferencista argentino, autor de libros de gran valor como “La batalla cultural”, “El libro negro de la nueva izquierda” y “Generación idiota. Una crítica al adolescentrismo”.

(18).- Rebeca se refiere a mi libro de cuentos “La chica de nombre eslavo”, cuya primera edición-y también las siguientes- estuvieron a cargo de la editorial Neo Club Ediciones, de Miami, dirigida por el fraterno Armando Añel.

Roberto Jesús Quiñones Haces

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